Lección 6
Quiénes persiguen y por qué
Las persecuciones religiosas, como recursos destinados a defender la sana doctrina o convertir a pecadores, están abiertamente en contra de la naturaleza y el espíritu del cristianismo genuino. ¿Por qué se hicieron en nombre de Cristo y su Evangelio? ¿Podrían renovarse en nuestros días? ¿Qué influencias y medidas podrían evitarlas? ¿Sería una de ellas la transigencia con el error, o la prudencia del silencio y la pasividad?
Los hombres perversos persiguen a los justos
1- Debido a que Jesús no guardaba el sábado de acuerdo con sus ideas, ¿qué hacían los judíos?
Juan 5:16. Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en sábado.
2- ¿Qué clase de ayuno es el más aceptable para Dios?
Isaías 58:6. ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?
Nota: Esto es lo que hizo Jesús. El, el autor y señor del sábado, además de asistir a los servicios religiosos y participar en ellos (Lucas 4:16), anduvo haciendo bienes, sanando a los enfermos, aliviando a los oprimidos, y restaurando a los inválidos, paralíticos y ciegos, en el día de reposo. Pero esto, aunque estaba perfectamente de acuerdo con la ley de Dios, la gran ley de amor, estaba en contra de las tradiciones y de las ideas tergiversadas de los judíos respecto al sábado. De aquí que lo persiguieran, y procuraran matarlo.
3- ¿Por qué Caín mató a Abel?
1 Juan 3:11-12. Porque, este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros. No como Caín, que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.
Nota: Al leer la Palabra de Dios, descubriréis que desde el principio todos los hombres justos fueron perseguidos precisamente por su justicia. Abel fue muerto por su hermano porque obraba bien, y Caín no podía soportar verlo.
4- Comentando el trato de Isaac, el hijo de Sara, por parte de Ismael el hijo de la sierva, ¿qué principio sienta el apóstol Pablo?
Gálatas 4:29. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora.
Nota: Otros ejemplos de persecución mencionados en la Biblia son:
Esaú, que vendió su primogenitura, persiguió a Jacob (Génesis 25:29-34; 27:41).
Los díscolos y envidiosos hijos de Jacob persiguieron a José (Génesis 37; Hechos 7:9).
Los idólatras egipcios persiguieron a los hebreos (Éxodo 1 y 5).
El hebreo que maltrataba a su prójimo no aceptó a Moisés como mediador, una forma de persecución (Éxodo 2:13, 14; Hechos 7: 26, 27).
Saúl, que desobedecía a Dios, persiguió a David, que temía a Dios (1 Samuel 15, 19, 24).
Israel, en la apostasía, persiguió a Elías y Jeremías, que eran profetas de Dios (1 Reyes 19:9, 10; Jeremías 36:20-23; 38:1-6).
Nabucodonosor, mientras era idólatra, persiguió a los tres hebreos cautivos porque se negaron a adorar ídolos (Daniel 3).
Los envidiosos e idólatras príncipes durante el reinado de Darío persiguieron a Daniel porque osaba orar al Dios del cielo (Daniel 6).
Los asesinos de Cristo persiguieron a los apóstoles porque predicaban a Cristo (Hechos 4 y 5).
Pablo, antes de su conversión, perseguía a la iglesia de Dios (Hechos 8:1; 9:1, 2; 22:4, 5, 20; 26:9-11; Gálatas 1:13; 1 Timoteo 1:12, 13).
La historia de todas las persecuciones religiosas desde los tiempos bíblicos no es sino una repetición del mismo fenómeno; los impíos persiguen a los justos. Y así seguirá siendo hasta el fin del conflicto entre el bien y el mal (véase Salmo 37:12, 14, 32).
5- ¿Quiénes, dijo San Pablo, padecerían persecución?
2 Timoteo 3:12. Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
6- ¿Qué es esencial para que haya una amplia persecución religiosa?
El control eclesiástico de la autoridad civil, o la unión de la Iglesia y el Estado.
7- Siendo que la persecución es invariablemente incorrecta, ¿qué podría decirse respecto a los gobiernos perseguidores?
De igual manera, ellos también actúan incorrectamente.
Nota: «Hay muchos que no parecen percibir que la violencia en religión es antirreligiosa, y que quienquiera esté en el error, el perseguidor no puede ser justo» (Tomás Clarke, History of Intolerance, ed. 1819, tomo 1, pág. 3).
«¿No han estado casi todos los gobiernos siempre en el error en asuntos religiosos?» (Macaulay, ensayo acerca de “Gladstone con relación a Iglesia y Estado”, en Critical and Historical Essays, ed. 1865, tomo 2, pág. 60).
Dios nunca fuerza la voluntad o la conciencia; pero para someter a los hombres al pecado, Satanás recurre a la fuerza. Para lograr su propósito, él obra por medio de gobernantes religiosos y seculares, influyendo en ellos para que promulguen e impongan leyes humanas en oposición a la ley de Dios.
8- ¿Bajo qué terrible engaño dijo Cristo que los hombres perseguirían a sus prójimos?
Juan 16:1, 2. Estas cosas os he hablado, para que no tengáis tropiezo. Os expulsarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
9- ¿Quién es el primer homicida?
Juan 8:44. Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio.
10- Cuando Santiago y Juan deseaban pedir que descendiera fuego del cielo para consumir a los samaritanos que no recibieron a Cristo ¿qué les dijo él?
Lucas 9:55, 56. Entonces volviéndose él, los reprendió, diciendo: Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas.
Algunos que quieren justificar la persecución
11- ¿Ha pretendido siempre el papado tener autoridad para perseguir?
Sí.
Nota: «Que la Iglesia de Roma ha derramado más sangre inocente que cualquier otra institución que haya existido jamás en la humanidad, no será puesto en tela de juicio por ningún protestante que tenga un conocimiento más o menos amplio de la historia. Por otra parte los documentos relativos a muchas de sus persecuciones, son en realidad ahora tan escasos que es imposible formarse un concepto cabal de la multitud de sus víctimas, y es absolutamente cierto que las facultades de la imaginación no pueden comprender adecuadamente sus sufrimientos» (W. E. H. Lecky en History of the Rise and Influence of the Spirit of Rationalism in Europe, ed. 1910, tomo 2, pág. 32).
«Esta pretensión de ejercer jurisdicción coercitiva ha sido negada, como podía esperarse, por varios escritores heterodoxos. Así Marsilio Patavino (Defensor Pacis, II, iv), Antonio de Dominis (De rep. eccl., IV, vi, vii, ix), Richer (De Eccle. et Pol. Potestate, xi-xii), y más tarde el Sínodo de Pistoya, todos sostenían por igual que la jurisdicción coercitiva de cualquier naturaleza pertenece solamente a la autoridad civil, y trataron de restringir [las funciones de] la Iglesia al uso de los recursos morales. Este error ha sido siempre condenado por la Santa Sede. Así, en la Bula Auctorem Fidei, Pío VI hace la siguiente declaración acerca de las proposiciones pistoyanas: [La proposición antedicha] respecto a su insinuación de que la Iglesia no tiene autoridad para exigir sujeción a sus decretos de otra manera que por los recursos dependientes de la persuasión; hasta donde esto significa que la Iglesia “no ha recibido autoridad de Dios, no sólo para dirigir mediante consejo y persuasión, sino además para ordenar leyes, y para forzar y obligar al transgresor y contumaz mediante castigos externos y saludables2 (del breve “Ad Assiduas” [1755] de Benedicto XIV), conduce a un sistema ya condenado como herético. Tampoco puede sostenerse que las leyes del papa deben concernir exclusivamente a los asuntos espirituales, y ser sus castigos exclusivamente de naturaleza espiritual. La Iglesia es una sociedad perfecta [véase Iglesia, XIII]. Ella no depende del permiso del Estado para existir, sino que sostiene su título procedente de Dios.
Como sociedad perfecta tiene derecho al uso de todos los recursos necesarios para lograr sus fines. Estos, por lo tanto, deberán incluir mucho más que los objetos y castigos espirituales solamente; porque la Iglesia requiere ciertas posesiones materiales, como, por ejemplo, iglesias, escuelas, seminarios, juntamente con las dotes o elementos necesarios para su mantenimiento. La administración y la debida protección de estos bienes demandará otra legislación además de la que se limita a la esfera espiritual. Un gran cuerpo de leyes canónicas debe crearse inevitablemente para determinar las condiciones de su administración. En realidad, hay una falacia en el aserto de que la Iglesia es una sociedad espiritual; es espiritual en cuanto a su última finalidad, hacia la cual se dirigen todas sus actividades, pero no en cuanto a su actual constitución ni acerca de los medios a su disposición.
Se ha suscitado la pregunta de si es o no lícito que no meramente sentencie a los delincuentes a castigos físicos, sino que inflija esos castigos. Respecto a esto, basta notar que el derecho de la Iglesia a invocar la ayuda de la autoridad civil, para ejecutar sus sentencias fue expresamente declarado por Bonifacio VIII en la Bula “Unam Sanctam”. Esta declaración, aun cuando no es una de las porciones de la Bula en las cuales el papa define puntos de fe, está tan claramente vinculada con las partes que se afirma expresamente que tienen ese carácter, que los teólogos sostienen que teológicamente es cierta (Palmieri, “Del Pontífice Romano”, tesis xxi). El problema es más de importancia teórica que [de importancia] práctica, siendo que los gobiernos civiles han dejado hace tiempo de reconocer la obligación de imponer las decisiones de cualquier autoridad eclesiástica. Esto en realidad llegó a ser inevitable cuando grandes porciones de la población dejaron de ser católicas. El supuesto estado de cosas sólo podía existir cuando toda una nación era cabalmente católica en espíritu, y la fuerza de las decisiones papales era reconocida a conciencia por todos como obligatorias» (The Catholic Encyclopedia, tomo 12, art. “Papa”, pág. 266. Nueva York; Sociedad Gilmary. Usado con permiso).
«La Iglesia Católica Romana, convencida, por sus prerrogativas divinas, de ser la única iglesia verdadera, debe reclamar el derecho a la libertad para ella sola, porque puede tener ese derecho solamente la verdad, nunca el error. Como otras religiones, la Iglesia ciertamente nunca desenvainará la espada, pero requerirá que por los medios legítimos no se les permita a [las otras iglesias] propagar la falsa doctrina. Consecuentemente, en una nación donde la mayoría de los habitantes son católicos, la Iglesia requerirá que se le niegue la existencia legal al error, y que, si existen en realidad las minorías religiosas, tengan solamente una existencia de hecho, sin la oportunidad de propagar sus creencias. Si, no obstante, debido a la hostilidad del gobierno o a la fuerza de los grupos disidentes, las circunstancias tornan completamente imposible la aplicación de este principio, entonces la Iglesia [Católica] requerirá para ella todas las concesiones posibles, limitándose a aceptar, como un mal menor, la tolerancia de derecho de otras formas de culto. En algunos países los católicos estarán obligados a pedir plena libertad religiosa para todos, resignados a verse obligados a habitar con otros donde solamente a ellos se les debería permitir legítimamente vivir... Pedimos a los protestantes que entiendan que la Iglesia Católica traicionaría su cometido si proclamara, teórica y prácticamente, que el error puede tener los mismos derechos que la verdad, especialmente donde los supremos deberes e intereses del hombre están en juego. La Iglesia no puede abochornarse por su propia necesidad de tolerancia, según la defiende en principio y la aplica en la práctica» (F. Cavalli, S. J., en La Civilta Cattolica [un órgano jesuita publicado en Roma], abril de 1948, citado en un editorial de The Christian Century, 23 de junio, 1948, pág. 623. Usado con permiso).
12- Los hombres más sabios condenan la persecución
Esta posición errónea ha sido bien refutada por Lord Macaulay en las siguientes palabras: «La doctrina que, desde el mismo primer origen de las disensiones religiosas, ha sido sostenida por todos los fanáticos de todas las sectas, cuando se la condensa en pocas palabras y se la despoja de su máscara retórica es simplemente ésta: Yo tengo razón, y Ud. está en el error. Cuando Ud. sea más fuerte, debe tolerarme; porque es su deber tolerar la verdad. Pero cuando yo sea más fuerte, lo perseguiré; porque es mi deber perseguir el error» (Ensayo sobre "Sir James Mackintosh" en Critical and Historical Essays ed. 1865, tomo 1, págs. 333, 334).
Notemos lo que dice Benjamín Franklin: «Cuando una religión es buena, yo concibo que se sostendrá por sí misma; y cuando no puede sostenerse por sí misma, y Dios no se preocupa por sostenerla, de modo que quienes la profesan están obligados a solicitar la ayuda del poder civil, es una señal, yo entiendo, de que es mala» (Carta del Dr. Price, 9 de octubre, 1780, en The Writings of Benjamin Franklin, editados por Alberto Enrique Smyth, tomo 8, pág. 154).
Juan Wesley dio el siguiente consejo cristiano: «No condenéis a nadie porque no piense como vosotros; goce cada uno plena y franca libertad para pensar por sí mismo; use cada uno su propio juicio, siendo que cada uno debe dar cuenta de sí mismo a Dios. Aborreced toda aproximación, de cualquier clase o grado, al espíritu de persecución. Si no podéis guiar a un hombre a la verdad por el razonamiento o la persuasión, nunca intentéis forzarlo a aceptarla. Si el amor no lo constriñere a venir, dejadlo en manos de Dios, el juez de todos» (“Consejo a la gente llamada metodista” en su Works, tomo 8, ed. 1830, pág. 357).
La cura divina del fanático
13- ¿Qué preceptos divinos, si se los aceptara y obedeciera, suprimirían toda opresión y persecución?
Mateo 22:39. Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Mateo 7:12. Todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
14- ¿Qué no hace el amor?
Romanos 13:10. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.
15- ¿Cómo bendice Cristo a los que son perseguidos?
Mateo 5:10-12. Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros. (Véase Apocalipsis 2:10; 6:9-11).