El Islam en la Profecía Bíblica
En este estudio veremos cómo los descendientes de Ismael, conocidos más tarde como los pueblos árabes e islámicos, aparecen en las profecías de la Biblia. Desde el libro de Génesis hasta Apocalipsis, la Escritura muestra que Dios también tenía un propósito con ellos dentro del plan profético. Los ismaelitas fueron una gran nación, como Dios lo prometió, y a través de su historia se cumplen importantes símbolos proféticos, especialmente en las trompetas de Apocalipsis capítulo 9.
1- ¿Qué promesa dio Dios a Ismael, hijo de Abraham?
Génesis 17:20. Y en cuanto a Ismael, también te he oído: He aquí que le he bendecido, y le haré fructificar y multiplicar grandemente; doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación.
Nota: Dios no olvidó a Ismael. Aunque el pacto del Mesías sería por medio de Isaac, el Señor prometió que también haría de Ismael una nación grande y poderosa. Esta profecía se cumplió literalmente en los pueblos árabes, que habitan desde el oriente de Israel hasta el norte de África.
2- ¿Cómo describió Dios el carácter de Ismael y de su descendencia?
Génesis 16:12. Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él; y delante de todos sus hermanos habitará.
Nota: La profecía revela que Ismael y sus descendientes serían una nación fuerte, independiente y guerrera. A lo largo de la historia, los pueblos árabes se caracterizaron por su espíritu combativo, cumpliendo literalmente esta descripción bíblica. Su expansión en tiempos antiguos y en la era del Islam confirmó el cumplimiento de estas palabras.
3- ¿Qué papel tuvieron los ismaelitas en la historia del pueblo de Dios?
Génesis 37:27–28. Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él, porque él es nuestro hermano, nuestra carne. Y sus hermanos convinieron con él. Y pasando los mercaderes madianitas, sacaron a José de la cisterna, y vendieron a José por veinte piezas de plata a los ismaelitas; los cuales trajeron a José a Egipto.
Nota: Los ismaelitas aparecen aquí en una función providencial: fueron el medio por el cual José fue llevado a Egipto, donde más tarde salvaría a su familia y preservaría la nación de Israel. Aun sin saberlo, los hijos de Ismael colaboraron en los propósitos divinos. Nótese que la expresión “madianitas” e “ismaelitas” se usa indistintamente.
4- ¿Qué otro ejemplo muestra la Biblia de pueblos del oriente colaborando en el plan de Dios?
Mateo 2:1–2. Y cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, he aquí, unos sabios vinieron del oriente a Jerusalén, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarlo.
Nota: Los sabios del oriente (probablemente descendientes de Abraham por otras líneas, quizás de la región de los antiguos ismaelitas o madianitas) también fueron instrumentos de Dios. Reconocieron la señal del Mesías y lo adoraron, proveyendo además recursos para que la familia de Jesús escapara a Egipto.
5- ¿Qué símbolo usa Apocalipsis para describir el poder del oriente en los últimos tiempos?
Apocalipsis 9:1–3. Y el quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella caída del cielo a la tierra; y le fue dada la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra, y les fue dado poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.
Nota: En la interpretación historicista, las langostas representan los ejércitos del oriente, identificados con los descendientes de Ismael, que más tarde conformaron las naciones árabes e islámicas. Así como las langostas se levantan en grandes multitudes y avanzan velozmente, así fue la expansión del Islam después del siglo VII.
6- ¿Qué característica tenían estas “langostas” simbólicas?
Apocalipsis 9:7–10. Y el aspecto de las langostas era semejante a caballos aparejados para la guerra; y sobre sus cabezas tenían como coronas semejantes al oro; y sus caras eran como caras de hombres. Y tenían cabellos como cabellos de mujeres, y sus dientes eran como de leones; y tenían corazas como corazas de hierro; y el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla. Y tenían colas semejantes a escorpiones, y había aguijones en sus colas; y su poder era de hacer daño a los hombres por cinco meses.
Nota: La profecía presenta a este ejército como una fuerza organizada, valiente y disciplinada. El detalle de los caballos, las coronas y los aguijones coincide con las características de los ejércitos árabes y turcos en sus conquistas: veloces jinetes, armas punzantes y gran fervor religioso. Los “cinco meses” representan un período profético limitado (150 años literales, desde el 27 de julio del 1299, al 27 de julio de 1449) en el cual Dios permitió su poder, mostrando que hasta las naciones más guerreras están bajo Su control.
7- ¿A quiénes dañaban estas langostas y con qué propósito?
Apocalipsis 9:4–5. Y les fue dicho que no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino sólo a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado que no los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre.
Nota: Las langostas no dañan la vegetación literal, sino a los hombres sin el sello de Dios. En el contexto profético, se trata de naciones que habían abandonado la verdad de la Palabra de Dios y practicaban la idolatría. Dios permitió el surgimiento de un poder oriental como instrumento de disciplina para las naciones apóstatas.
8- ¿Qué representa el sexto toque de trompeta?
Apocalipsis 9:13–15. Y el sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados en el gran río Éufrates. Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, el día, el mes y el año, para matar la tercera parte de los hombres.
Nota: El río Éufrates representa la región del oriente medio, de donde surgieron las grandes potencias árabes y turcas. Su desatamiento simboliza el momento en que Dios permitió que estos poderes actuaran para cumplir su papel profético. En la interpretación historicista, se describe una segunda fase más destructiva, relacionada con la expansión y dominio del Islam en épocas posteriores.
9- ¿Qué revela el texto acerca del estado espiritual de los que no se arrepintieron?
Apocalipsis 9:20–21. Y los otros hombres que no fueron muertos por estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, para no adorar a los demonios y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra, y de madera, que no pueden ver, ni oír, ni andar; ni se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos.
Nota: A pesar del castigo y las advertencias, las naciones apóstatas no se arrepintieron. Persistieron en su idolatría y corrupción moral. Este texto muestra que los juicios de Dios no son arbitrarios, sino llamados a la conversión. Así como en el pasado Dios usó naciones extranjeras para corregir a su pueblo, también en las profecías permite movimientos que limitan la expansión del error religioso.
10- ¿Qué enseñanza espiritual podemos obtener de estas profecías?
Isaías 46:10. Que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero.
Nota: Dios tiene el control de la historia. Aun cuando los hombres creen dominar el curso de los acontecimientos, es el Señor quien guía los movimientos de las naciones para cumplir su propósito. Las profecías acerca del Islam y de los pueblos orientales nos enseñan que nada escapa al plan divino y que todo se encamina hacia la consumación final de la historia humana.
11- Conclusión:
Los descendientes de Ismael, aunque separados del linaje del pacto, no quedaron fuera del alcance del plan de Dios. Desde Génesis hasta Apocalipsis, su presencia en la historia demuestra que el Señor puede usar a cualquier nación para cumplir Su voluntad. Las trompetas del capítulo 9 nos recuerdan que Dios dirige los acontecimientos del mundo para advertir, corregir y finalmente restaurar a los que le son fieles.