Lección 6
La contrarreforma
1- ¿Qué espíritu movía a los perseguidores?
Hechos 26:5. Los cuales saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más estricta secta de nuestra religión, he vivido fariseo.
Nota: Al igual que la secta de los fariseos, a la cual pertenecía Saulo antes de su conversión, las órdenes romanistas fomentaban un fanatismo tal que llevaba a sus miembros a perseguir con dureza y violencia a quienes discrepaban de sus doctrinas.
2- ¿Qué creían los perseguidores?
Juan 16:2. Os echarán de las sinagogas; y aun viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios.
Nota: La Inquisición, bajo el pretexto de defender la fe, se convirtió en una institución de intolerancia y violencia. Sus jueces creían estar sirviendo a Dios cuando perseguían a hombres y mujeres cuyo único “delito” era leer la Biblia, predicar la verdad o rechazar dogmas humanos. Miles fueron arrestados, sometidos a crueles torturas para obligarlos a confesar, y finalmente condenados a la hoguera. Así se cumplían literalmente las palabras de Jesús: “Vendrá tiempo cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios” (Juan 16:2). Lo que en realidad mostraba esta persecución era el espíritu del error, opuesto al evangelio de Cristo, que nunca obliga la conciencia ni mata al disidente, sino que invita en amor a la verdad.
3- ¿Qué provocaron las persecuciones?
Filipenses 1:12. Mas quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido han redundado más bien para el progreso del evangelio…
Hechos 8:3-4. Y Saulo asolaba la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando hombres y mujeres los entregaba en la cárcel. Pero los que fueron esparcidos, iban por todas partes predicando la palabra.
Nota: Gracias a las persecuciones, el evangelio se esparcía más.
4- ¿Cuál fue la suerte de las naciones que aceptaron la Biblia?
Deuteronomio 4:6. Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque ésta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es ésta.
Nota: Las naciones que abrazaron la Reforma Protestante, al volver a la Biblia y a la libertad de conciencia, avanzaron en educación, ciencia, prosperidad y libertades civiles. En cambio, las que rechazaron la Reforma y permanecieron bajo el dominio del papado continuaron sumidas en atraso, superstición y despotismo religioso.