1. El mundo actual busca espiritualidad, pero rechaza la verdad bíblica
(Apocalipsis 18:3) “Todas las naciones han bebido del vino de la furia de su fornicación…”
Explicación: Vivimos una paradoja espiritual: aumento del misticismo, pero rechazo a la Biblia. Este “vino de Babilonia” representa falsa doctrina, unidad engañosa y religiosidad sin obediencia. Así se forma un ambiente ideal para una religión mundial inclusiva.
2. La profecía predice una unidad religiosa global bajo una autoridad falsa
(Apocalipsis 13:12) “Hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia…”
Apocalipsis 13 presenta tres poderes:
Todos trabajan para establecer una adoración global. No será ateísmo, sino una síntesis religiosa mundial con apariencia cristiana, pero esencia babilónica.
3. El ecumenismo moderno es el puente hacia la religión mundial unificada
(Mateo 24:24) “Se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales… para engañar, si fuere posible, aun a los escogidos.”
Explicación: El ecumenismo busca unir todas las religiones bajo un mensaje común. Sin embargo, renuncia a la doctrina bíblica, minimiza diferencias y exalta la unidad sobre la verdad. Esta unión espiritual prepara al mundo para la gran apostasía final.
4. La Santa Sede es el candidato natural para liderar la religión mundial final
(Apocalipsis 17:4) “La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata… teniendo en su mano una copa de oro llena de abominaciones…”
Explicación: Ninguna otra institución posee la influencia diplomática, religiosa y política del Vaticano. Su protagonismo en la ONU, el ecumenismo y agendas globales lo convierte en el centro natural del liderazgo espiritual profetizado como “la mujer” sentada sobre muchas aguas.
Dato: La descripción de Apocalipsis 17 sobre la mujer sentada sobre la bestia, vestida de púrpura y escarlata, adornada con oro, piedras preciosas y perlas, y sosteniendo un cáliz de oro, armoniza notablemente con el sistema papal romano. En el catolicismo, el púrpura y la escarlata son colores oficiales asociados a la jerarquía eclesiástica: los cardenales se visten de escarlata, mientras obispos y arzobispos usan túnicas púrpura, reflejando autoridad y dignidad cortesana. Además, la ostentación litúrgica mediante oro, joyas, cálices y reliquias coincide con la imagen profética de lujo, poder religioso-político y embriaguez espiritual.
5. La religión mundial será espiritualista, no atea
(Apocalipsis 13:4) “Y adoraron al dragón…”
El sistema final no será ateo, sino profundamente espiritual, basado en:
señales milagrosas,
apariciones,
falso avivamiento,
experiencias místicas,
unidad emocional.
El engaño incluirá señales sobrenaturales que persuadirán a millones.
6. Una religión global exige moral global y leyes globales
La unidad religiosa mundial requiere:
Esto ya se observa en movimientos interreligiosos, pactos éticos, agendas climáticas con lenguaje espiritual y llamados a un “cuidado de la casa común”.
7. El sistema religioso final impondrá la obediencia mediante milagros, leyes y coerción
(Apocalipsis 13:14) “Engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer…”
El mecanismo final incluye:
falsos milagros,
unidad ecuménica,
leyes morales internacionales,
coerción económica,
persecución mundial contra los disidentes,
apariencia de piedad cristiana sin obediencia verdadera.
8. Una religión mundial es necesaria porque la crisis final será de adoración
Apocalipsis 13:16-17 muestra que la “marca de la bestia” no es solo económica, sino espiritual.
Explicación: El conflicto final gira en torno a la lealtad: adoración verdadera versus adoración falsa. La marca será impuesta mediante leyes morales globales. Para eso, el mundo debe estar unificado espiritualmente. La religión mundial legitimará el control económico y la persecución.
La Biblia anuncia que el poder final del Nuevo Orden Mundial será esencialmente religioso. La unión de religiones, el liderazgo global del papado, el ecumenismo extremo y los falsos milagros forman el marco espiritual del tiempo del fin. La crisis final no será simplemente económica, sino una batalla universal por la adoración.