La Biblia enseña que el sello del Dios viviente es una señal de protección y aprobación divina en los tiempos finales. Sin embargo, no todos los que profesan fe lo recibirán. Este tema no busca generar temor, sino reflexión: ¿qué actitudes nos alejan de esa bendición? A continuación, se presentan siete condiciones espirituales que, según la Escritura, pueden impedir que una persona sea sellada.
Mantienen una religión superficial, pero su corazón está ligado a los placeres terrenales.
“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él…” (1 Juan 2:15-17)
Hay personas que aparentan religiosidad, pero su corazón está dominado por los deseos terrenales. La Biblia enseña que amar las cosas del mundo es incompatible con el amor a Dios. Además, quienes buscan ambición y placeres no podrán recibir el sello divino, porque este solo se coloca sobre quienes son puros y sinceros ante Dios, preparados para la vida eterna.
Confían en sí mismos, pero carecen de una experiencia viva con Cristo.
“Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” (Apocalipsis 3:15-16)
La Escritura advierte que la tibieza espiritual es desagradable para Dios. Aquellos que confían en sí mismos, pero carecen de una relación viva con Cristo sufrirán una gran decepción, porque no recibirán el sello del Dios viviente. Su indecisión y falta de compromiso los coloca en peor condición que los incrédulos, pues rechazan la luz que podrían seguir.
Esto es otra condición que muestran los creyentes Laodicenses no reformados.
“Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.” (Apocalipsis 3:17)
Es necesario que todo creyente reconozca la necesidad de transformar su carácter y a depender de Cristo, ambos requisitos para el sellamiento. Tener una falsa seguridad espiritual, creerse ricos en fe y no necesitan nada, los lleva por el camino de la miseria espiritual. El Evangelio no puede transformar a quienes se aferran al orgullo y la autosuficiencia. El orgullo espiritual los lleva a la autosuficiencia, cerrando la puerta a la ayuda divina. Solo cuando reconocen su necesidad y se entregan a Dios, Él puede obrar en ellos y darles lo que realmente necesitan.
No han permitido que el Espíritu Santo transforme su vida.
“Somos transformados de gloria en gloria a su semejanza, como por el Espíritu del Señor.” (2 Corintios 3:18)
El sello de Dios se concederá únicamente a quienes permiten que el Espíritu Santo los transforme a la imagen de Cristo. Aquellos que no reflejan plenamente Su carácter no estarán preparados para el tiempo de prueba. Es nuestra responsabilidad corregir los defectos del carácter y purificar el alma de toda contaminación, para que podamos ser hallados sin mancha.
No oran, no se lamentan por el pecado, y viven sin lucha espiritual.
“y le dijo Jehová: […] ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella.” (Ezequiel 9:4)
Quienes no oran ni sienten dolor por el pecado propio o ajeno quedarán sin el sello divino. No basta con conocer la verdad o enseñar a otros; es necesario vivirla. Muchos que han recibido luz y comprendido la voluntad de Dios no actúan conforme a su fe, y eso los excluye de la protección divina en el tiempo final.
Conocen la verdad, pero obedecen solo lo que les resulta conveniente.
“y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17)
Saber lo que es correcto y no hacerlo es pecado. Si alguien conoce la verdad revelada en la palabra escrita y aun así decide seguir prácticas contrarias, estará rechazando el sello de Dios. Si habiendo conocido la luz de la verdad que revela el sábado del cuarto mandamiento, y que en la Palabra de Dios no hay fundamento para la observancia del domingo, el creyente se aferra en rechazarla, entonces estarán rechazando el sello de Dios.
En tiempos de crisis, se alinean con el mundo por temor o comodidad.
“Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.” (Apocalipsis 3:10)
En la crisis final, algunos preferirán alinearse con el mundo por miedo o comodidad. Dios promete guardar a quienes perseveran en su Palabra, pero todos serán probados para demostrar si son dignos de recibir el sello del Dios viviente. La fidelidad en tiempos difíciles será la evidencia de un compromiso genuino e identificará a aquellos que serán sellados.
En conclusión, el sello de Dios no es algo que se obtiene por casualidad, sino el resultado de una vida entregada y transformada. Las advertencias presentadas arriba deben invitarnos a reflexionar y tomar decisiones que nos acerquen más a Dios. Él desea sellar a todos, pero respeta nuestra libertad. ¡Hoy es el momento de elegir caminar en fidelidad y amor!
Si este artículo fue de tu interés, te invitamos a profundizar en los estudios bíblicos sobre el sello de Dios y la marca de la bestia aquí: